¿Qué son los pigmentos inorgánicos?
Los pigmentos inorgánicos son sustancias químicas fabricadas mediante un proceso industrial que implica una reacción química en estado sólido. En este proceso, una mezcla de materias primas (óxidos y sales metálicas) sufre una reacción de calcinación a altas temperaturas, formando una matriz cristalina específica y estable.
En general, los pigmentos inorgánicos son poco solubles y tienen una reactividad muy baja. Estas sustancias se utilizan en aplicaciones de alta temperatura debido a su extrema durabilidad, que ofrece solidez a la luz y estabilidad a la intemperie.
Los pigmentos se presentan normalmente en forma de polvo y se comercializan con una distribución de tamaño de grano definida en función de los efectos decorativos que se quieran conseguir.
Los usos y aplicaciones a los que están destinados los pigmentos inorgánicos abarcan un amplio abanico, pasando por el uso cerámico (más habitual), hasta usos más particularizados centrados en sectores industriales como los de decoración de vidrio plano y/o hueco, vajillería, construcción, automoción, plástico, galvanizado/esmaltado de superficies metálicas y cerámica tradicional y artística.

¿Cómo se producen?
La producción de pigmentos inorgánicos es un proceso complejo que requiere un minucioso control en todas las etapas, abarcando desde la recepción y almacenamiento de las materias primas, su dosificación y mezclado (vía seca o húmeda), transporte y carga de los hornos de calcinación (generalmente automatizado), y descarga del pigmento ya calcinado para su posterior molturación, envasado y almacenado hasta uso o distribución final.
Las materias primas se mezclan en proporciones específicas y debe ser precisa para garantizar la consistencia del color. En algunos casos, la mezcla se puede atomizar o granular, agregando agentes aglutinantes o fijadores para crear aglomerados o gránulos que faciliten el procesamiento y la dispersión del pigmento en los esmaltes cerámicos.
El proceso de calcinación (alta temperatura) da lugar a una nueva sustancia con estructura cristalina y propiedades fisicoquímicas completamente diferentes a las de las materias de partida. La temperatura y el tiempo de calcinación varían según el tipo de pigmento. Después de la calcinación, los pigmentos se molturan nuevamente y, opcionalmente, se secan y micronizan para obtener un polvo fino y homogéneo. Esta etapa adicional de molienda es crucial para lograr la dispersión uniforme del pigmento en los esmaltes cerámicos.

